La
semana pasada, en un congreso que realizó la Agrupación Política Económica “José
Ber Gelbard”, en la sede de Constitución de la Facultad de Ciencias Sociales de
la UBA, el Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, aportó grandes
precisiones políticas sobre el comportamiento de precios de dos alimentos
vitales para la dieta de los argentinos, en especial, para aquellos sectores
más vulnerables económicamente: el pan y la leche.
"Para que los alimentos estén baratos tenemos un problema con la oligarquía. El 2% de los productores de trigo hacen el 50% del trigo de la Argentina. Si hablamos de concentración, esta se expresa a través de la tenencia de la tierra, por la renta que se llevan. La mitad de la leche, cerca de 12 mil millones de litros por año, está hecha sobre campos alquilados. El precio de la leche tiene que expresar el costo total del producto más la renta de la tierra, que está al alza, porque un modelo exitoso lo que hace es que la hectárea valga más", sostuvo el compañero.
El
dato es sólo un ejemplo de la fuerte concentración que aún sigue existiendo en
la producción agraria nacional y que termina impactando en los precios de los
alimentos.
Si
se observan los volúmenes exportados de trigo en 2011, presentan un escenario
con dos aristas contradictorias: por un lado, las cooperativas duplicaron su
participación con respecto a 2009; por el otro, seis multinacionales todavía
conforman un oligopolio que se lleva más del 60% de los cupos para vender
granos al exterior.
Según
datos del Ministerio de Agricultura Nacional, Bunge, Dreyfus, Cargill, ADM,
Nidera y Toepfer concentraron el año pasado un 63,32% de la exportación que
totalizó en 7.856.496 de toneladas, mientras que las agrupaciones de
cooperativas A.C.A (de Coninagro) y A.F.A (de Federación Agraria), sumaron en
conjunto un 15,47% del mercado con 1.215.841 de toneladas.
Por
eso, el debate de fondo sigue siendo el mismo que se dio con la Resolución 125,
en el 2008: quién es el que determina el valor de la mesa de los argentinos.
Si
el precio de los alimentos lo fijan los grupos concentrados en relación con los
valores de exportación, la canasta familiar será inevitablemente un sueño
inalcanzable, o bien, el Estado regulando y articulando a todos los sectores
sin ser neutral en la pulseada.
Porque
a no confundirse, los que forman el precio de los alimentos no son “pobres
gauchos labriegos” que con el sudor de su frente riegan la semilla que hará
germinar a la patria. Por el contrario, son grandes transnacionales que buscan
sólo hacer grandes negocios, sin importarles cuántos queden afuera o no tengan que
llevar a la mesa familiar.
Para
finalizar, una reflexión final de Guillermo Moreno sobre el valor de la comida
en relación a los últimos gobiernos: "Si a la gente el salario le alcanza únicamente para comprar comida, está tranquila, pero triste. Eso fue Menem. Si a la gente no le alcanza ni siquiera para comprar comida, hace lo que tiene que hacer. Eso fue la Alianza. Y cuando a la gente le sobra del salario un mango, después de comprar la comida, va al cine, cambia los zapatos, se va de vacaciones, está feliz. Ese es nuestro gobierno".
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