A propósito de las últimas manifestaciones de "caceroleros" de clase media y alta de la zona norte de la Capital Federal, sobre el odio, el racismo, la xenofobia y su profundo antiperonismo; me puse a releer un viejo libro de uno de nuestros grandes pensadores nacionales, Don Arturo Jauretche.
Don Arturo, en "Los profetas del odio y la yapa" (1967) critica a la sociología de corte cientificista ya que considera que la situación de la Argentina es semi-colonial, entendiendo por ésta, a las naciones que son independientes formalmente, pero que su situación dista de ser de soberanía plena, pues la estructura se encuentra en manos de potencias extranjeras. Así en las semi-colonias, las armas no son importantes (más allá que por momentos puedan serlo) para asegurar la dominación. En éstas, aparece como cuestión fundamental para someter al país el desarrollo de una superestructura cultural que conlleva a la colonización pedagógica, de la cual es fruto la "intelligentzia".
El peronismo, que es un movimiento político que busca redimir a los postergados con la justicia social, tiene para ello necesariamente que romper con los privilegios de una casta social que no está acostumbrada. De ahí el odio y el racismo. Que puede manifestarse de una manera violenta y directa cuando no encuentra a quienes puedan ejercer por ellos la reacción.
En estos días, hemos visto y oído muchas argumentaciones de parte de esos sectores. Por eso, creí conveniente extractar algunas afirmaciones de Jauretche y hacer el ejercicio de contrastarlas con fotos y videos recogidos en las manifestaciones. Es una buena manera de seguir forjando nuestra identidad al calor de las luchas que seguramente se avecinan.
- "El problema que tenemos por delante no es un problema técnico: es un problema de mentalidad, los llamados técnicos pertenecen a la mentalidad anti-nacional y nunca posibilitarán una política de conjunto porque ésta tiene que revisar todos los fundamentos de su técnica que es la técnica del colonialismo. Que se vaya Krieger Vasena y venga Alemann o Alsogaray o Cueto Rúa o Verrier, es lo mismo, porque lo que el país necesita es precisamente eliminar esa mentalidad anti-nacional y no andar buscando recetas un día a Doña Lola y otro día a Doña Petrona, porque siempre los expertos lo van a ilusionar con soluciona fáciles. Y las soluciones que el país tiene por delante son difíciles".
- "Esta es la raíz del dilema sarmientino de 'Civilización o Barbarie' que sigue rigiendo a la 'intelligentzia'. Se confundió civilización con cultura, como en la escuela se sigue confundiendo instrucción con educación. La idea no fue desarrollar América según América, incorporando los elementos de la civilización moderna; enriquecer la cultura propia con el aporte externo asimilado, como quién abona el terreno donde crece el árbol. Se intentó crear Europa en América, trasplantando el árbol y destruyendo al indígena que podía ser un obstáculo al mismo para su crecimiento según Europa, y no según América".
- "El pueblo en que nací, en el Oeste de Buenos Aires, era treinta años antes territorio indio, pero la escuela a la que concurrí ignoraba oficialmente a los ranqueles. Debo a Búffalo Bill y a las primeras películas de cowboys mi primera noticia de los indio americanos ¡Esos eran indios!, y no esos ranqueles indignos de la enseñanza normalista".
- "Ya en 'El Medio Pelo en la Sociedad Argentina' he señalado el mérito que correspondió a la enseñanza laica y obligatoria como instrumento de nacionalización de los descendientes de inmigrantes, en cuanto evitó en su momento que la escuelas extranjeras, o las congregaciones religiosas de igual procedencia, mantuvieran la estratificación en colonias de los hijos de los nuevos pobladores, al parcializar la enseñanza por grupos nacionales o confesionales".
- "Una Universidad Argentina de esta naturaleza, sólo será argentina por su radicación geográfica, y el lógico producto de esa Universidad serán los contadores que manejas las cifras y los asientos falsos de las empresas, los doctores en ciencias económicas que distribuyen las doctrinas de encargo que se importan, los filósofos e historiadores que adecuan el pensamiento y la versión de la historia conveniente a esos mismos intereses, los ingenieros que planifican y construyen sin vincular su obra con el destino nacional, los médicos que curan a los enfermos sin buscar las raíces económicas y sociales de los males, y los abogados y jueces que consolidan la estructura jurídica de la dependencia. El país necesita una Universidad profundamente politizada; que el estudiante sea parte activa de la sociedad y que incorpore a la técnica universalista la preocupación de las necesidades de la comunidad, el afán de resolverlas, y que, por consecuencia, no vea en la técnica el fin, sino el medio para la realización nacional".
- "Por eso es imprescindible el conocimiento de la 'colonización pedagógica'. Somos al fin y al cabo, hijos de ella y nuestras realizaciones materiales sólo se asentarán sobre terreno firme si se integran a los factores culturales propios, porque la liberación del país sólo será medida por la liberación de los espíritus, cuando esto se asiente sobre la realidad del país tal como es, hoy y aquí"
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