El Fiscal de Sabbatella

Domingo 23 de octubre, 7,00 horas, elecciones generales en la Escuela N° 16 de Padua, mi barrio. Indudablemente estuve con algo de sueño por no dormir, por las ansias de comenzar un gran día, de esos que uno sabe que están destinados a escribir una nueva página de nuestra historia. 

Ante tamaña magnitud, la responsabilidad política que uno tiene como fiscal justicialista es comparable a la de un jugador de fútbol en una final por la guita, el trofeo o el honor. Uno sabe que debe dejar todo en la cancha, no se puede guardar nada. Por eso, a pesar del sueño, el músculo estuvo tenso, los nervios activos y el instinto justiciero peronista a flor de piel. Uno se siente un tigre. 

A las 7,30, vi ingresar a un tipo alto, de contextura grande, de buen porte. El tipo tenía la barba y el pelo rubio, ojos claros. De sus brazos colgaba una gran bolsa de plástico negra que seguramente contenía un buen caudal de boletas. Su actitud fue de desconfianza, como a la defensiva. Seguidamente me presenté, y el tipo me dijo  “soy fiscal general de Nuevo Encuentro, mi nombre es Camilo”. ¡¿Camilo?!, que nombre excéntrico para ser fiscal, me dije. 

El vago se mandó a la mesa N° 790 donde estaba una pibita que debutaba con 20 años como presidenta de mesa, lo seguí. El tipo tomó la urna, la sacudió y comenzó a exclamar “quién llenó la urna, ya comenzamos con el fraude?”. Le dije “¿qué fraude? , la urna viene armada de la Justicia Electoral y todavía no fue abierta”. “Vamos, que yo a ustedes los conozco bien, siempre hacen lo mismo, GORDO!”, me espetó. Ahh bueh!! Lo único que me faltaba, tener que lidiar toda la elección con el nieto de Pedrito Rico. 

Por eso y en virtud de haber observado a semejante personaje durante todo el día, sentí la necesidad de aportar para los compañeros algunas de las características que tiene un fiscal de Sabbatella: 

• Usa vestimenta desprolija en señal de disconformidad con el sistema. 

• Utiliza Blackberry para llamar al comando electoral. 

• Desprecia a todos los fiscales de mesa del Frente para la Victoria. 

• Cree saber todo el Código Electoral por haber hecho un cursito de dos clases. 

• Hace causa común con todos los fiscales de la oposición, en especial con los del Colorado. 

• Vive pensando que lo están robando a cada rato. 

• Lleva morral cruzado y carga algún libro top. “El combustible espiritual” de Ari Paluch es un clásico. 

• Dice que le gusta más Cristina que Néstor, porque él era más PJ. 

• Tiene un trabajo comprometido, es profesor de música en una escuela privada. 

• Su vianda fueron dos triples de jamón y queso empujados con Coca Ligth con Speed, todo el día. 

• No toma mate con nadie. También nadie le ofrece. 

• A nosotros, los fiscales generales del FPV, nos llama “la patota”. 

• Sostiene que Perón era fascista. 

• Les sugiere a los demás fiscales de la oposición salir juntos, luego del escrutinio. 

• Se lleva la bolsa de boletas cuando va al baño. 

• No tiene ni padrones ni certificados de escrutinio. Fiscaliza para la democracia. 

• Dice que viene de una familia política porque su papá una vez fue presidente de mesa. 

• Su mamá dió clases de instrucción cívica en el secundario. 

• Cree que “Martín” está para presidente. 

• Durante el conflicto de la 125, estuvo más cerca de la Mesa de Enlace. No quería un conflicto entre hermanos. 

• Le contó al fiscal del FAP que a le gustaría llevar a Binner de vice de Sabbatella, en el 2015. 

• Le parece un desperdicio que Pino no haya entrado en la contienda electoral. 

• Le confesó al fiscal de Duhalde que los “Planes Jefes” estaban más controlados que la “Asignación Universal por Hijo”. 

• Además, que Graciela Caamaño es una legisladora laburadora. 

• Dice que está ansioso por ir al recital de Aeroesmith en La Plata, luego que terminen las elecciones. 

• Dice que Carrió hace muy buenos diagnósticos políticos, pero se equivoca en la comunicación. 

• No cree en los sindicatos ni en cualquier tipo de organización vertical. Le gustan las asambleas barriales. 

• Sostiene que el Peronismo del Conurbano es sólo una “máquina electoral” y que será la tumba de Cristina. 

Santa paciencia para semejante inutilidad política. Espero no volver a lidiar con esta clase de progresistas urbanos que están más preocupados en luchar contra la caza de la ballena azul que por ayudar a algún pibe de nuestros barrios que cayó en la transa. 

La última. En Merlo, los “despreciables”, la “patota”, los “peronchos”, los “pejotistas” , ganamos muy bien. SALUD!