La Presidenta, los docentes y la tarea educativa

Después que Cristina inaugurara el nuevo período de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación el 1ro de Marzo y a propósito de su discurso, en especial aquellos párrafos referidos a la educación y los docentes, me tomé el trabajo de recopilar algunos datos para poder aportar algo al debate que se armó en todos los ámbitos y su posterior propagación en las redes sociales.

En primer lugar, me parece que está muy bien comenzar definitivamente un debate que vaya mucho más allá del reclamo salarial anual en paritarias. Algunos colegas se sintieron “ofendidos”, “ninguneados”, “basureados”, “abandonados”, “incomprendidos”, “traicionados” y demás por las referencias a las cuatro horas de trabajo y los tres meses de vacaciones. Brotaron ríos de tinta en medios gráficos, afiches ridiculizando a la Presidenta, publicaciones con alusiones morales y de abnegación sobre la tarea docente, informes mediáticos sentimentaloides sobre esta noble actividad, y por otro lado, un fuerte ataque “corporativo”  en las redes sociales. La sensación fue como que CFK atacaba gratuitamente a la “última reserva moral de la patria”.

Por todo ello, quisiera comenzar el análisis por el principio. El momento donde Cristina encuadra el contexto de sus apreciaciones. Dijo: “Quiero también referirme al tema de la educación, un tema que para nosotros ha sido central, pero no solamente ha sido central en el discurso, no es que hicimos campaña, y lo que es curioso, si uno observa los discursos de la campaña de Kirchner o la mía, nunca prometimos absolutamente nada, pero somos el gobierno que logró destinar 6.47 por ciento del PBI a la educación argentina, lo que nunca se había logrado”.

La Argentina tenía una inversión en educación cercana al 2% del PBI hasta el año 2003. Luego fue creciendo hasta llegar al 6,47% en el año 2010. Además, hay que incluir la cláusula presupuestaria por ley que establece un 6% del PBI como piso en inversión educativa.

Luego, Cristina dijo: “Sin embargo desgraciadamente no se pudo llegar a un acuerdo en todas las jurisdicciones en el tema de salarios. Bastante dispar por cierto, porque la negociación no llegó a buen término en el orden nacional pese a que ofrecimos un aumento de prácticamente el 20 por ciento de un básico, de un salario testigo, porque hay que tenerlo claro, la ley de Financiamiento Educativo no fija salario, fija salario testigo mínimo para todos los docentes, por una razón muy sencilla, los docentes no están a cargo del Estado Nacional, son a cargo de las provincias. El salario docente desde el año 2003 a la fecha ha tenido un aumento, una evolución del 651 por ciento, del salario testigo estoy hablando, testigo”.

La recomposición salarial de los docentes en las administraciones kirchneristas ha sido una de las más grandes de nuestra historia: 651%, además, en educación superior o universitaria, se incorporó un plus del 15% por doctorado y de 5% por maestría. Esto es algo que se hace por primera vez en nuestra historia.

En el pasaje siguiente, CFK avanza en otro de los temas medulares que debemos discutir como docentes: es el de la lógica de los planes de lucha y los paros en la educación pública. Dijo: “Yo tengo un gran aprecio por todos los docentes, los considero compañeros, los considero con una gran vocación, un gran esfuerzo, pero creo que sinceramente de corazón han quedado atrapados en una lógica que era la lógica de otro país, que era la lógica de la “carpa blanca” porque no le daban nada a la educación, que era la lógica de que les descontaban el salario, que era la lógica donde los maestros tenían que comprarse su rubro material porque no tenían libros. Hemos repartido millones de libros”.

Cristina plantea que los docentes han quedado atrapados en la lógica de la “Carpa Blanca” y tiene razón, ya que no se pueden establecer medidas de 48, 72 y hasta 96 horas de paro por parte de las diversas organizaciones gremiales en medio de negociaciones y como condición de inicio de un plan de lucha que puede llegar a radicalizarse. Este modelo político ha hecho un esfuerzo tremendo por corregir y re-significar la educación pública en todos sus niveles, por eso creo que el debate de fondo es cultural; tanto para los dirigentes gremiales como para los docentes. No somos una corporación ni una casta privilegiada que vive ajena a la realidad de nuestro pueblo. Por lo tanto, no podemos desconocer todo lo que se ha hecho en beneficio de millones de alumnos y sus familias. Sólo para enumerar algunos logros:

• 1.318 nuevas escuelas.
• 5.372 obras en infraestructura escolar.
• 45.000.000 de libros entregados.
• 2.046 instrumentos musicales.
• 2 millones de netbooks para alumnos y docentes de escuelas secundarias.
• 15.734 juegotecas para nivel inicial.
• 11.500 escuelas rurales con TV digital.
• 4.000 bibliotecas escolares nuevas.
• 63.100 becas para formación docente.
• Llevar de 3 a 4 años la carrera de magisterio docente.
• 47.496 becas para estudiantes universitarios.
• 89.988 Becas del Bicentenario.
• 9 nuevas universidades nacionales.
• 3 canales de TV dedicados a la educación.
• Obligatoriedad del secundario.

Seguidamente, se refirió la planta total de docentes, los cargos, los suplentes y el ausentismo: “Quiero también decir que el salario mínimo lo cobra solamente el 9 por ciento de los docentes. ¿Por qué? Porque una cosa son la cantidad de docentes y otra cosa son los cargos docentes. Hay aproximadamente 998.000 docentes físicos, personas físicas, pero hay aproximadamente 1 millón y medio, 1 millón 600 mil cargos, con los cuales la proporción por docente de cargo es 1.53. Eso de cargos, sin contar suplentes. Si uno va al marco de las suplencias, se encuentra con situaciones francamente preocupantes. El promedio de ausentismo, es decir de cargos docentes que se requieren cuando el docente titular o el mismo suplente por equis motivo no va, el promedio nacional es 24,18 por ciento de ausentismo”.

Acá, en este punto que seguramente se puede prestar fácilmente a la confusión,  hay que realizar una revisión general de los distintos tipos de licencias. No digo que se eliminen! Que se entienda, hay que revisarlos. No puede ser que las mismas sean una de las mejores plataformas para ausentarse de las aulas, con todo lo que ello implica, y abusar de una reglamentación que nos da carta blanca aunque no las necesitemos verdaderamente. Asimismo, es muy injusto desde el punto de vista del derecho laboral que aquellos que asisten siempre terminen ganando lo mismo que el que vive de licencias. Seamos sinceros y autocríticos. Es por nosotros, por la dignidad de la tarea docente y la defensa de una educación para todos.

Un claro ejemplo de destrucción de la educación pública está sucediendo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Allí, la gran mayoría de las familias envían a sus hijos a escuelas privadas, quedando las públicas reducidas a un sector muy acotado o delimitado. Existen más de 20 organizaciones gremiales docentes que las representan, lo que dificulta la elaboración de un plan de lucha o acción homogéneos ante una jefatura de gobierno que no le interesa la cosa pública. Finalmente, a partir de acciones creo que equivocadas, las demandas docentes terminan siendo funcionales a los intereses del gobierno municipal, del ideario político de Macri y las convierten sin buscarlo en su propia trampa. Es decir, terminamos siendo verdugos de los que decimos defender, quedando en el medio las familias humildes que sueñan con un futuro mejor para los suyos.

Finalmente, la Presidenta hace un llamado al esfuerzo de todos, docentes y Estado, en virtud de alcanzar y defender los valores de la educación pública: “con  el esfuerzo que hemos hecho de dotar a nuestros alumnos de netbooks. ¿Cómo es posible que cada vez que nos tengamos que reunir con sus dirigentes siempre tengamos que hablar de salarios y no hablemos de qué pasa con los pibes que no tienen clases. Esto es lo que yo quiero cambiar de la cultura. Hemos repartido casi 2 millones de netbooks, en una inversión extraordinaria del Estado, a docentes y alumnos para mejorar los procesos educativos. Por eso yo les pido la colaboración y fundamentalmente la reflexión de los valores que representan, sobre todo porque son los valores de la escuela pública, de la universidad pública”.

Por eso sostengo, más allá de la valoración anecdótica de alguna frase desafortunada en el fragor de más de tres horas de exposición sin libreto, que la tarea docente no puede ceñirse a discutir si son cuatro horas de trabajo diario o tres meses de vacaciones. Eso es quedarse en lo superfluo, es aportar a la construcción de relatos ajenos a nuestros intereses. Es caer en el lugar común que muchos esperan que caigamos para que definitivamente la Educación Pública termine siendo una buena reliquia del pasado.