Las heridas de la dictadura cívico-militar argentina todavía no cicatrizan. Desde ellas, la memoria debe ser el mejor camino para reparar aquel pasado impregnado de sangre y fuego, para construir nuevos sentidos y resignificar el valor de una democracia participativa.
El Proceso de Reorganización Nacional dejó una tierra sembrada de ausencias. Ausencia de personas, ausencia de cuerpos, ausencia de muertes. Cuerpos desaparecidos, palabras desaparecidas.
Una tierra que no cobija a sus cuerpos muertos porque no los reconoce como tales, porque son cuerpos desaparecidos, a los que se les negó la posibilidad de morir. Muerte negada que no pudo dejar sus huellas. Muerte sin un relato que la acompañe, muerte sin nombre.
Cómo mantener viva una memoria, cómo narrar, cómo volver palabra un mundo de ausencias. Cómo interrogarse por un pasado, cómo contenerlo si se ha vuelto fantasma, cómo darle vida si sus palabras fueron desterradas.
Las respuestas las tendremos que construir todos los días, entre todos. Es tarea fundamental que la política de DDHH iniciada por Néstor Kirchner desde el año 2003 no se interrumpa, ya que al final de ese camino, nos encontraremos definitivamente con una patria verdaderamente justa.
A continuación, les dejo un pequeño video que edité con mucha humildad como una forma de aportar para mantener viva esa memoria, buscando la verdad para llegar a la justicia.
Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.
Excelente post compañero.
ResponderEliminarA veces 30.000 solo parece una estadística, pero cuando lo pensamos con una historia atrás, una vida que no fue, una madre que no puede llorar en la tumba a su hijo, es ahí cuando tomamos verdadera magnitud de la aberración de los genocidas.
Gracias por recordar, gracias por mantener la memoria.
Gracias Nestor; bajando un cuadro formaste miles.
Nunca Menos compañeros.