En este artículo, intentaremos aproximarnos a poder entender los sucesos que se están desarrollando en gran parte del llamado "Mundo Árabe". Como se sabe, esta suerte de despertar -encabezado por la juventud y los trabajadores- tiene múltiples factores para analizarlo. Pero hay uno que es singular y excluyente: las sociedades no son las mismas, ya que vivimos en una verdadera "Aldea Global" (Marshall MacLuhgam) constituida por "Homo Videns" (Giovanni Sartori) en permanente interacción a partir de una revolución de tecnologías y comunicaciones (Nicolas Negroponte).
Por todo ello, recurrimos a dos artículos interesantes que pueden ayudarnos en esta tarea. El primero es el del Analista Internacional Pedro Brieger, bajo el título "El despertar democrático árabe". El otro, pertenece al Blog "Desde mi isla, blog islamía", perteneciente a Norelys Morales Aguilera.
Por todo ello, recurrimos a dos artículos interesantes que pueden ayudarnos en esta tarea. El primero es el del Analista Internacional Pedro Brieger, bajo el título "El despertar democrático árabe". El otro, pertenece al Blog "Desde mi isla, blog islamía", perteneciente a Norelys Morales Aguilera.
El despertar democrático árabe (Pedro Brieger)
Algunos analistas sostienen que esta “revolución árabe” sólo es comparable en su profundidad con otros hechos históricos que cambiaron al mundo como la toma de la Bastilla en 1789, las revoluciones burguesas de 1848 en Europa o la caída del muro de Berlín en 1989. La historia nunca se repite, pero las comparaciones sirven como juego dialéctico para analizar la dimensión de un acontecimiento.
Y para comprender mejor la trascendencia de lo que está sucediendo hay que recordar que la inmensa mayoría de los árabes nunca conocieron la democracia. Muchos de ellos durante casi 400 años estuvieron dominados por el Imperio otomano sin libertades democráticas ya que eran súbditos de los turcos. Paralelamente, los británicos y los franceses comenzaron a ocupar territorios de la región para garantizarse puntos estratégicos entre Asia y Africa y tener un mayor control del comercio mundial.
En 1830 Francia ocupó Argelia y a fines del siglo diecinueve se abrió el Canal de Suez en suelo egipcio para beneficiar a las potencias europeas.
Cuando el Imperio otomano se desintegró durante la primera guerra mundial, Francia y el Reino Unido aprovecharon para repartirse sus dominios y crear países mediante un acuerdo secreto conocido como Sykes-Piccot, por el nombre de los funcionarios que lo firmaron. La población local nunca fue consultada.
Tampoco cuando las potencias coloniales decidieron colocar monarquías a dedo en Egipto o Arabia Saudita.
En Irak y Jordania incluso entronaron a dos hermanos, uno de los cuales todavía tiene a su bisnieto gobernando en Amman. En 1952 un golpe de Estado en Egipto provocó un terremoto en la región se derrocó la monarquía y accedió al poder Gamal Abdel Nasser, quien proclamó la República, impulsó el nacionalismo árabe y un proceso de nacionalizaciones que incluyó al Canal de Suez. En medio de la Guerra Fría, su gobierno tampoco se caracterizó por la ampliación de las libertades democráticas.
En los últimos treinta años, con la excepción del Líbano, prácticamente ningún país árabe tuvo elecciones libres, sindicatos independientes o partidos políticos que funcionaran sin el control del Estado. Los medios de comunicación están controlados por los gobiernos y las manifestaciones públicas prohibidas. Los pueblos en Túnez y Egipto quieren cambios profundos y parecen decididos a conseguirlos.
Algunos analistas sostienen que esta “revolución árabe” sólo es comparable en su profundidad con otros hechos históricos que cambiaron al mundo como la toma de la Bastilla en 1789, las revoluciones burguesas de 1848 en Europa o la caída del muro de Berlín en 1989. La historia nunca se repite, pero las comparaciones sirven como juego dialéctico para analizar la dimensión de un acontecimiento.
Y para comprender mejor la trascendencia de lo que está sucediendo hay que recordar que la inmensa mayoría de los árabes nunca conocieron la democracia. Muchos de ellos durante casi 400 años estuvieron dominados por el Imperio otomano sin libertades democráticas ya que eran súbditos de los turcos. Paralelamente, los británicos y los franceses comenzaron a ocupar territorios de la región para garantizarse puntos estratégicos entre Asia y Africa y tener un mayor control del comercio mundial.
En 1830 Francia ocupó Argelia y a fines del siglo diecinueve se abrió el Canal de Suez en suelo egipcio para beneficiar a las potencias europeas.
Cuando el Imperio otomano se desintegró durante la primera guerra mundial, Francia y el Reino Unido aprovecharon para repartirse sus dominios y crear países mediante un acuerdo secreto conocido como Sykes-Piccot, por el nombre de los funcionarios que lo firmaron. La población local nunca fue consultada.
Tampoco cuando las potencias coloniales decidieron colocar monarquías a dedo en Egipto o Arabia Saudita.
En Irak y Jordania incluso entronaron a dos hermanos, uno de los cuales todavía tiene a su bisnieto gobernando en Amman. En 1952 un golpe de Estado en Egipto provocó un terremoto en la región se derrocó la monarquía y accedió al poder Gamal Abdel Nasser, quien proclamó la República, impulsó el nacionalismo árabe y un proceso de nacionalizaciones que incluyó al Canal de Suez. En medio de la Guerra Fría, su gobierno tampoco se caracterizó por la ampliación de las libertades democráticas.
En los últimos treinta años, con la excepción del Líbano, prácticamente ningún país árabe tuvo elecciones libres, sindicatos independientes o partidos políticos que funcionaran sin el control del Estado. Los medios de comunicación están controlados por los gobiernos y las manifestaciones públicas prohibidas. Los pueblos en Túnez y Egipto quieren cambios profundos y parecen decididos a conseguirlos.
Durante años, el archihalcón imperial y geoestratega estadounidense, Zbigniew Brzezinski, arquitecto intelectual de la "globalización", ha estado advirtiendo a las élites de todo el mundo occidental, y en particular de Estados Unidos, de la emergente y complicada realidad del "Despertar Político Global".
Él explica el 'Despertar' esencialmente como el mayor desafío histórico no sólo para Estados Unidos, sino que para los intereses y estructuras de poder global. Explicó que, "Por primera vez en la historia humana casi toda la humanidad está políticamente activa, políticamente consciente y políticamente interactiva." Además, "el anhelo de dignidad humana en todo el mundo es el desafío fundamental inherente al fenómeno del despertar político global... Ese despertar es socialmente masivo y políticamente radicalizante."
Él explica el 'Despertar' esencialmente como el mayor desafío histórico no sólo para Estados Unidos, sino que para los intereses y estructuras de poder global. Explicó que, "Por primera vez en la historia humana casi toda la humanidad está políticamente activa, políticamente consciente y políticamente interactiva." Además, "el anhelo de dignidad humana en todo el mundo es el desafío fundamental inherente al fenómeno del despertar político global... Ese despertar es socialmente masivo y políticamente radicalizante."
Como señala Brzezinski: "Estas energías trascienden las fronteras soberanas y representan un desafío tanto para los Estados existentes, como para la jerarquía global existente, sobre la que Estados Unidos aún se posa". Brzezinski y otros (como lo demuestra el informe del Council on Foreign Relations) (Próximamente en este blog) están decididos a desarrollar estrategias para "gestionar" y "pacificar" ese "Despertar" de tal manera que mantenga y asegure los intereses imperiales estadounidenses y las estructuras de poder global. Por lo tanto, la necesidad de "controlar" el Despertar es el problema más evidente de la política exterior de Estados Unidos. Sin embargo, como explica Brzezinski, no es un desafío que pueda ser tratado fácilmente:
[Las] grandes potencias mundiales, nuevas y viejas, también se enfrentan a una realidad nueva: mientras que la letalidad de su poderío militar es mayor que nunca, su capacidad para imponer control sobre el despertar político de las masas del mundo se encuentra en un mínimo histórico. Para presentarlo sin rodeos: en tiempos pasados, era más fácil controlar un millón de personas que matar físicamente a un millón de personas; hoy, es infinitamente más fácil matar a un millón de personas que controlar un millón de personas.esde los inicios de la Guerra Fría hasta la actualidad, Estados Unidos ha derrocado activamente, orquestado golpes de estado, impuesto dictaduras, aplastado, invadido y ocupado, bombardeado y desestabilizado o ejecutado "cambios de régimen democrático" en las democracias populistas. Los gobiernos democráticos que rinden cuentas al pueblo y tratan de ayudar a los pobres y oprimidos se vuelven rápidamente enemigos del poder estadounidense. En los últimos 60 años, Estados Unidos ha reprimido o apoyado la represión de democracias, luchas de liberación e intentos de autonomía en todo el mundo: Irán en 1953, Guatemala en 1954, Haití en 1959, el Congo en 1960, Ecuador en 1961, Argelia, Perú, República Dominicana, Cuba, Laos, Camboya, Vietnam, Chile, Argentina, Afganistán, Indonesia, Sudáfrica, Palestina, Irak, Venezuela, Líbano, Yemen y etcétera, etcétera, etcétera.
La situación es difícil y peligrosa para los manifestantes, como la lucha por la libertad y la democracia es y han sido siempre. Hay un vasto grupo que tiene interés en prevenir la aparición de una democracia populista, incluyendo muchas de las organizaciones pro-democracia y líderes de oposición mismos, las grandes naciones del mundo – de Oriente y Occidente –, el Banco Mundial y el FMI, las corporaciones y bancos internacionales, los regímenes árabes vecinos, Israel y, por supuesto, Estados Unidos. Es un desafío monumental, pero sería un flaco favor a dejar de lado las protestas como completamente controladas y cooptadas. Si ese fuera el caso, habrían cesado con la formación de gobiernos de transición y unidad, lo que por supuesto no ha ocurrido. Si bien el resultado es en última instancia, desconocido, lo que está claro es que una chispa se ha encendido en el mundo árabe mientras el "Despertar Político Global" está en marcha, y esta será una llama muy difícil de controlar.
[Las] grandes potencias mundiales, nuevas y viejas, también se enfrentan a una realidad nueva: mientras que la letalidad de su poderío militar es mayor que nunca, su capacidad para imponer control sobre el despertar político de las masas del mundo se encuentra en un mínimo histórico. Para presentarlo sin rodeos: en tiempos pasados, era más fácil controlar un millón de personas que matar físicamente a un millón de personas; hoy, es infinitamente más fácil matar a un millón de personas que controlar un millón de personas.esde los inicios de la Guerra Fría hasta la actualidad, Estados Unidos ha derrocado activamente, orquestado golpes de estado, impuesto dictaduras, aplastado, invadido y ocupado, bombardeado y desestabilizado o ejecutado "cambios de régimen democrático" en las democracias populistas. Los gobiernos democráticos que rinden cuentas al pueblo y tratan de ayudar a los pobres y oprimidos se vuelven rápidamente enemigos del poder estadounidense. En los últimos 60 años, Estados Unidos ha reprimido o apoyado la represión de democracias, luchas de liberación e intentos de autonomía en todo el mundo: Irán en 1953, Guatemala en 1954, Haití en 1959, el Congo en 1960, Ecuador en 1961, Argelia, Perú, República Dominicana, Cuba, Laos, Camboya, Vietnam, Chile, Argentina, Afganistán, Indonesia, Sudáfrica, Palestina, Irak, Venezuela, Líbano, Yemen y etcétera, etcétera, etcétera.
La situación es difícil y peligrosa para los manifestantes, como la lucha por la libertad y la democracia es y han sido siempre. Hay un vasto grupo que tiene interés en prevenir la aparición de una democracia populista, incluyendo muchas de las organizaciones pro-democracia y líderes de oposición mismos, las grandes naciones del mundo – de Oriente y Occidente –, el Banco Mundial y el FMI, las corporaciones y bancos internacionales, los regímenes árabes vecinos, Israel y, por supuesto, Estados Unidos. Es un desafío monumental, pero sería un flaco favor a dejar de lado las protestas como completamente controladas y cooptadas. Si ese fuera el caso, habrían cesado con la formación de gobiernos de transición y unidad, lo que por supuesto no ha ocurrido. Si bien el resultado es en última instancia, desconocido, lo que está claro es que una chispa se ha encendido en el mundo árabe mientras el "Despertar Político Global" está en marcha, y esta será una llama muy difícil de controlar.
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