lunes, 11 de julio de 2011

Llueve sobre la Ciudad


El domingo 10 de julio, desde las 18 hs comenzó a caer sobre la Ciudad de Buenos Aires una nueva lluvia de esporas venenosas. Pero en este caso, sólo logran su efecto al entrar en contacto con aquellas personas que profesan ideales de justicia e igualdad.

La gran paradoja es que la mayoría de sus habitantes no acusó recibo de su letal veneno. Por el contrario, esto motivó que se desatara una gran fiesta multicolor, con globos, papeles picados, espuma y música a todo volumen. Se notaba que esas personas no tenían conciencia cierta de lo que pasaba más allá de sus límites. Sus cuerpos danzaban y gritaban con cierto frenesí, desapegados, incluso entre ellos. Le rendían culto a su nuevo líder. Él era uno más de ellos. Era el que había logrado hipnotizarlos nuevamente.

Pero seguramente, luego de la catástrofe, surgirá una resistencia que pueda afrontar esta nueva lluvia de esporas y sus consecuencias. Habrá que pensar bien con qué estrategia afrontar los nuevos desafíos, con quiénes estar acompañados para construir la epopeya. Ellos, los que resistan, tienen como tesoro un ideario de más de medio siglo que fue labrado con lo más noble que pudo dar esta tierra: la lucha por una Nación grande y un Pueblo feliz.

Sólo hay que tener en claro que alcanzar esos objetivos no será una tarea individual, sino colectiva. Porque al nuevo ETERNAUTA lo armaremos entre todos.
 
 

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