domingo, 29 de julio de 2012

Las Universidades del Conurbano aplastan por sí mismas los argumentos de Clarín


En el día de hoy, Clarín no sólo espantó a sus lectores desde la tapa con el título "Militancia todo terreno: Sacan a presos de la cárcel para actos del kirchnerismo", sino que en las hojas siguientes, se dedica a bastardear la puesta en funcionamiento de las nuevas Universidades en el Conurbano Bonaerense a partir de un informe muy traído de los pelos de su redactora María Eugenia Duffard (egresada de la Universidad de San Andrés, redactora en el bisemanario Perfil, semanario La Tecla y colaboraciones en distintos medios opositores).

En dicho informe, se sostiene que a las mismas "las conducen dirigentes vinculados al kirchnerismo con pocos pergaminos docentes y manejan fondos abultados", y sin sonrojarse ante tanta infamia, arremeten con que "las universidades impulsadas por el kirchnerismo recibieron del Estado hasta cinco veces más por estudiante que la UBA".

Como ciudadano de un distrito como Merlo, desde donde se ha trabajado por más de 12 años en concretar el anhelo de miles de familias que vieron postergadas sus sueños profesionales por generaciones, siento la responsabilidad democrática de señalar el significado político, social, cultural y educativo que tienen y tendrán estas universidades, como la nuestra, la Universidad Nacional del Oeste (UNO).

Cuando en una sociedad se efectúan cambios profundos, surge la preocupación esencial acerca de la continuidad de las transformaciones implantadas; en nuestro caso, se trata del avance de un modelo político y económico de desarrollo con inclusión social.
Los procesos de cambio que se hacen irreversibles son acontecimientos políticos, económicos y sociales de gran magnitud y complejidad; por eso, no se los puede suponer lineales ni simplificar las soluciones. Cuando las transformaciones se hacen en democracia, benefician a las mayorías y funcionan bien, es necesario consolidarlas con múltiples acciones convergentes, de tal modo que sea muy difícil volver atrás.

Uno de los ejes del modelo comenzado en 2003 es la inclusión social; para que ese principio básico de la convivencia sea realidad, debe distribuirse con equidad el conocimiento; ello implica una reasignación de poder y de recursos. El conocimiento, en el sentido de noción, ciencia y sabiduría que señala el diccionario, marcará en este siglo el grado de justicia, democracia y productividad que tendrán las sociedades. En el plano político, el conocimiento es un eje fundamental de la inclusión social; por el contrario, la ignorancia es la base de la exclusión y la dominación.

En este ámbito, los gobiernos de los Presidentes Néstor y Cristina Kirchner han dado dos pasos fundamentales. El primero es el programa Conectar igualdad, por el cual en el período 2010-2012 se entregarán netbooks a cada uno de los 3,5 millones de alumnos de la educación secundaria pública; así, cualquiera sea el nivel de ingresos de los alumnos, se reducen drásticamente las desigualdades en el acceso a la información y la cultura.

El segundo hecho es que en los últimos años - para ser más precisos, entre el año 2009 y el 2010 -, se crearon cinco universidades en el Segundo Cordón del Conurbano Bonaerense: la Universidad Nacional del Oeste (UNO), la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), la Universidad Nacional de Moreno (UNM), la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), la Universidad Nacional de Jose C. Páz (UNPAZ).


La zona de influencia de las universidades del Conurbano Bonaerense abarca 24 partidos (divisiones administrativas) con un total de 9,9 millones de habitantes. De ellos, 6,3 millones viven en los partidos sedes de las universidades. Pensemos en el significado social y político que tiene una apertura educativa y cultural de esa magnitud, que beneficia a grupos sociales que de hecho estaban excluidos de la enseñanza universitaria.

Hoy se asientan 12 nuevas universidades en esa geografía que hace poco más de 20 años no existían, con más de 130.000 alumnos que están en rápido crecimiento. En su casi totalidad, esos estudiantes pertenecen a familias que jamás habían llegado a la universidad. Este hecho constituye un acto trascendente de la democracia argentina. No basta con la democracia formal que asegura el derecho de voto, si en los hechos la mayoría de las funciones de decisión son ejercidas sólo por quienes tienen títulos universitarios o los suplen con fortuna personal. Con la democratización del acceso a las universidades, esa vía está ahora abierta a los grupos de ingresos bajos.

Más aún: se trata de lo que tal vez sea el corazón político de la Argentina; y sin embargo, la gran mayoría de sus habitantes no podían adquirir la calidad de profesionales, condición casi necesaria para participar en la conducción del gobierno y de las empresas. Para decenas de miles de jóvenes que viven en el conurbano les era imposible concurrir a las universidades de Buenos Aires o La Plata por los gastos que implica el cambio de domicilio o el traslado (viaje, alimentación, insumos). Se producía una segregación que generaba exclusión social, pues desembocaba en un dualismo social: universidad para los sectores medios y altos, y oficios para el resto.

Un grupo importante de políticos y educadores no está de acuerdo con la creación de nuevas universidades, y si ya fueron creadas procuran retacearle recursos. Su principal argumento es la preservación de la calidad educativa, que según ellos disminuirían si se crearan nuevas universidades, que absorberían recursos presupuestarios, que tampoco alcanzarían para las nuevas universidades. Este argumento no parece sólido. En primer lugar, se confunde la excelencia educativa (que se adquiere en el post-grado) con el acceso a las calificaciones profesionales (que es propia del grado). En cuanto a la calidad de la enseñanza, las universidades del conurbano la tienen hoy en grado igual o superior a las universidades tradicionales (entre otros motivos, porque las clases las dictan los profesores titulares y no los ayudantes de cátedra, como suele ocurrir en las universidades multitudinarias).


La mitad del presupuesto está concentrada en 7 universidades: Buenos Aires (19%), Córdoba y La Plata, 7% cada una, Rosario y Tucumán 5% cada una, Cuyo 4% y Litoral 3%. Las restantes 39 universidades se reparten la otra mitad, con un promedio del 1,28% cada una; dentro de ellas, las doce universidades del conurbano reciben el 6,7% del total de las universidades nacionales, con un promedio de 0,55% para cada una por lo que parece excesivo atribuirles un presunto deterioro de la calidad educativa.[1]

Quienes se oponen a la expansión de las universidades del conurbano responden a la vieja técnica de patear la escalera después que se trepó, para que los demás no puedan subir. En el plano profesional significa impedir que otros diplomados puedan competir (para peor de otro origen social) y acentúa la concentración del conocimiento en las zonas urbanas ricas.

Más deplorables aún son las consecuencias políticas: implica conservar los puestos directivos del gobierno y de las empresas para quienes disponen de ingresos medios y altos; las dificultades para acceder al conocimiento que sufren los jóvenes de bajos ingresos, les impiden el acceso a los ámbitos donde se adoptan las decisiones. De acuerdo con una definición clásica, “educar no es enseñarle a alguien algo que no sabía, sino hacer de él una persona que no existía” (John Ruskin) [2]. Pues bien, los jóvenes que estaban excluidos de la universidad por sus bajos ingresos o por su lejanía, cuando accedan a ella van a existir como profesionales capaces de elaborar sus posiciones y de asumir funciones de orientación y conducción en la sociedad.


“En conclusión, si la universidad es una institución política y la política argentina se caracteriza por la dependencia, la universidad no puede ser más que un reflejo en el plano cultural y científico de esa misma situación. Por lo tanto, la política no la introduce en la universidad el estudiante sino el régimen a través del contenido de la enseñanza, la formación ideológica de los profesores, etc., en consecuencia, aún bajo la forma de “apoliticismo” se esconde una política determinada, que facilita el mantenimiento del actual estado de cosas.

Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes, ni mártires. Cada lucha debe de empezar de nuevo, separada de los hechos anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece así como propiedad privada, cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas.”
Rodolfo Walsh

[1] Estimaciones del Presupuesto Universitario 2012, Secretaría de Políticas Universitarias, Ministerio de Educación de la Nación.
[2] John Ruskin ( Londres; 8/2/1819 - Brantwood; 20/1/ 1900)fue un escritor, crítico de arte y sociólogo británico, uno de los grandes maestros de la prosa inglesa. Influyó notablemente en Mahatma Gandhi. Abogó por un socialismo cristiano. 
* Alfredo y Eric Calcagno para Miradas al SUR http://sur.infonews.com/notas/las-universidades-del-conurbano-y-la-distribucion-del-conocimiento



jueves, 26 de julio de 2012

Evita, el dulce peligro de la posibilidad


Evita es la mejor metáfora de la Argentina. O mejor dicho es el rostro perfecto de la Argentina plebeya. Es la rabia de la pobreza en sus ojos, es la firmeza de las convicciones en la forma en que apretaba sus labios, la imposibilidad de un país mejor en la agonía de su voz y la alegría de la reivindicación en cada movimiento de sus manos. Evita es la Argentina barbárica, exuberante, mágica, jacobina. Humillada, enaltecida y derrumbada. Sacrificial y generosa. Brutal protectora de los derechos de los humildes, joven, muerta, profanada y eterna. Evita es el símbolo perfecto de la Argentina bastarda, esa que siempre le dolerá a los poderosos, a los ricos –sean de derecha o de izquierda–, a los hipócritas, a los genuflexos, a los traidores. Evita es un talismán. Un signo.

Escuchémosla: "Quiero rebelar a los pueblos. Quiero incendiarlos con el fuego de mi corazón. Quiero decirles la verdad que una humilde mujer del pueblo –¡la primera mujer del pueblo que no se dejó deslumbrar por el poder ni por la gloria!– aprendió en el mundo de los que mandan y gobiernan a los pueblos de la humanidad. Quiero decirles la verdad que nunca fue dicha por nadie, porque nadie fue capaz de seguir la farsa como yo, para saber toda la verdad. Porque todos los que salieron del pueblo para recorrer mi camino no regresaron nunca. Se dejaron deslumbrar por la fantasía maravillosa de las alturas y se quedaron para gozar de la mentira." Se trata de una mujer en contradicción dialéctica, en eterno y constante descenso. Entre la pobreza y la riqueza. Entre los ideales y el rencor, entre la generosidad y el invierno de su descontento, como diría William Shakespeare. Pero es algo más. Resuenan en sus palabras el eco crístico del "No vengo a traer la paz sino el fuego". Evita, al pie de su cruz –Mi Mensaje fue escrito poco antes de morir– construye su propio misticismo.

Pero escúchela. Imagínela, lector, en su lecho de muerte, rasgando el papel con la pluma. Escribiendo o dictando su testamento político. Su mensaje. Mi mensaje. Nuestro Mensaje. Imagine a esa muchacha de apenas 33 años, paupérrima de salud, enjuta, esquelética, escribir sobre la lealtad política: "Los enemigos del pueblo fueron y siguen siendo los enemigos de Perón. Yo los he visto llegar hasta él con todas las formas de la maldad y de la mentira. Quiero denunciarlos definitivamente. Porque serán enemigos eternos de Perón y del pueblo aquí y en cualquier parte del mundo donde se levante la bandera de la justicia y la libertad. Nosotros los hemos vencido, pero ellos pertenecen a una raza que nunca morirá definitivamente. Todos llevamos en la sangre la semilla del egoísmo que nos puede hacer enemigos del pueblo y de su causa. Es necesario aplastarla donde quiera que brote si queremos que alguna vez el mundo alcance el mediodía brillante de los pueblos, si no queremos que vuelva a caer la noche sobre su victoria."
 
No lo sabe. O sí, pero no lo dice. Pero allí entre sus palabras se entrevé la que ella considera indestructible: la alianza de los pueblos con sus líderes. Son los hombres o las mujeres las depositarias de las lealtades y no las ideas inaprensibles. Son los conductores los que interpelan los deseos y las voluntades de los pueblos para hacerlos realidad efectiva. El líder y el pueblo son una unión indisoluble. Evita lo escribe. No son las ideas ni las instituciones. Son los líderes. Ellos representan a las mayorías. Y no hay intermediarios. Ser leal al pueblo es ser leal al conductor y viceversa. Lo demás, son juegos de palabras, crucigramas, no mucho más.

Evita está allí. Frente a la muerte. Y no tiene la mansa resignación de las santas. Se sabe traicionada por su propio cuerpo. Por ese tumor que la corroe y la corrompe. Y muerde la vida, se enciende como una tea. Es el fuego de la patria, el mismo fuego que consumió a Mariano Moreno, a Encarnación Ezcurra. Es una fanática. Y hace de eso una bandera: "Los dirigentes del pueblo tienen que ser fanáticos del pueblo. Si no, se marean en la altura y no regresan. Yo los he visto también con el mareo de las cumbres. Solamente los fanáticos –que son idealistas y son sectarios– no se entregan. Los fríos, los indiferentes, no deben servir al pueblo. No pueden servirlo aunque quieran. Para servir al pueblo hay que estar dispuestos a todo, incluso a morir. Los fríos no mueren por una causa, sino de casualidad. Los fanáticos sí. Me gustan los fanáticos y todos los fanatismos de la historia. Me gustan los héroes y los santos. Me gustan los mártires, cualquiera sea la causa y la razón de su fanatismo. El fanatismo que convierte la vida en un morir permanente y heroico es el único camino que tiene la vida para vencer a la muerte. Por eso soy fanática. Daría mi vida por Perón y por el pueblo. Porque estoy segura que solamente dándola me ganaré el derecho de vivir con ellos por toda la eternidad. Así, fanáticas quiero que sean las mujeres de mi pueblo. Así, fanáticos quiero que sean los trabajadores y los descamisados. El fanatismo es la única fuerza que Dios le dejó al corazón para ganar sus batallas. Es la gran fuerza de los pueblos: la única que no poseen sus enemigos, porque ellos han suprimido del mundo todo lo que suene a corazón. Por eso los venceremos. Porque aunque tengan dinero, privilegios, jerarquías, poder y riquezas no podrán ser nunca fanáticos. Porque no tienen corazón. Nosotros sí. Ellos no pueden ser idealistas, porque las ideas tienen su raíz en la inteligencia, pero los ideales tienen su pedestal en el corazón. No pueden ser fanáticos porque las sombras no pueden mirarse en el espejo del sol. Frente a frente, ellos y nosotros, ellos con todas las fuerzas del mundo y nosotros con nuestro fanatismo, siempre venceremos nosotros. Tenemos que convencernos para siempre: el mundo será de los pueblos si los pueblos decidimos enardecernos en el fuego sagrado del fanatismo. Quemarnos para poder quemar, sin escuchar la sirena de los mediocres y de los imbéciles que nos hablan de prudencia. Ellos, que hablan de la dulzura y del amor, se olvidan que Cristo dijo: '¡Fuego he venido a traer sobre la tierra y qué más quiero sino que arda!' Cristo nos dio un ejemplo divino de fanatismo. ¿Qué son a su lado los eternos predicadores de la mediocridad?"

¿Atendió a su prosa? "Eternos predicadores de la mediocridad" escribe con certera belleza. Y emula a Santa Teresa cuando la poeta escribe: "En mí yo no vivo ya / y sin Dios vivir no puedo / pues sin él y sin mí quedo / éste vivir qué será? / Mil muertes se me hará / pues mi misma vida espero / muriendo porque no muero." Y si no se convence del misticismo de Evita relea: "El fanatismo que convierte a la vida en un morir permanente y heroico es el único camino que tiene la vida para vencer a la muerte." Evita es entrega sin cálculo. Es pasión. Es poesía política en actos. Es un "momento estelar" en carne viva, como podría escribir el austríaco Stefan Zweig.
Evita es el peligro más dulce para un pueblo. Es el peligro de la posibilidad, de la dignidad, de la grandeza, la felicidad. Ella lo sabe y toma partido. Déjese enamorar y convencer, estimado lector: "La patria es el pueblo y nada puede sobreponerse al pueblo sin que corran peligro la libertad y la justicia. Las fuerzas armadas sirven a la patria sirviendo al pueblo. El gran error de algunas fuerzas armadas consiste en creer que servir a la patria es una cosa distinta. Entonces, en aras de lo que ellos creen que es la patria, no les importa sacrificar al pueblo, sometiéndolo a las reglas de la prepotencia militar. En todos los siglos de la historia ha sucedido lo mismo. El espíritu militar ha considerado que el gran ideal de su existencia consistía en alcanzar la grandeza de la Nación y que, ante ese objetivo supremo se justificaba todo, incluso sacrificar la felicidad del pueblo. Perón nos ha enseñado que la felicidad del pueblo es lo primero; que no se puede hacer la grandeza de un país con un pueblo que no tiene bienestar. Las fuerzas armadas del mundo deben convencerse de esta absoluta verdad del peronismo. Si no es así, los pueblos mismos, por su propia mano, con la conciencia plena de nuestro poderío insuperable, las iremos borrando de la historia de la humanidad."
No deje que lo engañen. No hay nacionalismo trasnochado en Evita. No hay Nación de los monopolios ni de las corporaciones. No se trata de un fanatismo simbólico, de parafernalia, litúrgico. Se trata de algo más pequeño, más íntimo, más palpable. Una plebeya sueña con pequeñas cosas enormes. Para ella la patria es la felicidad del pueblo. No se trata de elucubraciones intelectuales excedidas de razón, sino de algo concreto: el bienestar. Estar bien.
Evita se está muriendo. Por lo tanto nada espera ya. No hay cálculo posible ni especulación. La espera la Nada más absoluta o la Historia. Por eso desprecia a los calculadores y los considera los principales enemigos del pueblo. "Los ambiciosos son fríos como culebras pero saben disimular demasiado bien –escribe recelosa, resentida, conspiradora–. Son enemigos del pueblo porque ellos no servirán jamás sino a sus intereses personales. Yo los he perseguido en el movimiento peronista y los seguiré persiguiendo implacablemente en defensa del pueblo. Son los caudillos. Tienen el alma cerrada a todo lo que no sean ellos. No trabajan para una doctrina ni les interesa el ideal. La doctrina y el ideal son ellos. La hora de los pueblos no llegará con ningún caudillo porque los caudillos mueren y los pueblos son eternos. Por eso es grande Perón, porque no tiene otra ambición que la felicidad de su pueblo y la grandeza de su Patria. Y porque ha creado una doctrina –una doctrina es un ideal– para que su pueblo siga su doctrina y no su nombre. Yo pienso, en cambio, que los pueblos cuando encuentran un hombre digno de ellos, no siguen su doctrina, sino su nombre. Porque en el hombre y en el nombre ven encarnarse a la doctrina misma y no pueden concebir la doctrina sin su creador. Por eso yo no puedo concebir al justicialismo sin Perón, y por eso he declarado tantas veces que yo soy peronista, no justicialista. Porque el justicialismo es la doctrina, en cambio el peronismo es Perón y la doctrina. ¡La realidad viva que nos hizo y que nos hace felices! Los caudillos en cambio, los ambiciosos, no tienen doctrina porque no tienen otra conducta que su egoísmo. Hay que buscarlos y marcarlos a fuego para que nunca se conviertan en dueños de la vida y las haciendas del pueblo. Yo los he conocido de cerca y de frente, y algunas veces incluso me han engañado, por lo menos momentáneamente. Hay que identificarlos y hay que destruirlos. La causa del pueblo exige nada más que hombres del pueblo que trabajen para el pueblo, no para ellos. En esto se distinguen los ambiciosos: en que trabajan para ellos, nada más que para ellos. Nunca buscan la felicidad del pueblo, siempre buscan más bien su propia vanidad y enriquecerse pronto. El dinero, el poder y los honores son las tres grandes 'causas', los tres 'ideales' de todos los ambiciosos. No he conocido ningún ambicioso que no buscase alguna de estas tres cosas o las tres al mismo tiempo. Los pueblos deben cuidar a los hombres que elige para regir sus destinos. Y deben rechazarlos y destruirlos cuando los vean sedientos de riqueza, de poder o de honores. La sed de riquezas es fácil de ver. Es lo primero que aparece a la vista de todos. Sobre todo a los dirigentes sindicales hay que cuidarlos mucho. Se marean también ellos y no hay que olvidar que cuando un político se deja dominar por la ambición es nada más que un ambicioso; pero cuando un dirigente sindical se entrega al deseo de dinero, de poder o de honores es un traidor y merece ser castigado como un traidor. El poder y los honores seducen también intensamente a los hombres y los hacen ambiciosos. Empiezan a trabajar para ellos y se olvidan del pueblo. Esta es la única manera de identificarlos. El pueblo tiene que conocerlos y destruirlos. Solamente así, los pueblos serán libres. Porque todo ambicioso es un prepotente capaz de convertirse en un tirano. ¡Hay que cuidarse de ellos como del diablo!"
 
Evita es implacable. Y no hay más Evita que Evita misma. No es ni peronista ni sindicalista ni montonera. Ella estará allí donde esté Perón, en cualquier momento y en cualquier lugar. Porque es él la encarnación de la doctrina y del ideal. Pensar otra cosa diferente a lo que ella misma escribe es realizar construcciones fantasmagóricas útiles y comprensibles en determinados momentos históricos pero obviamente sin ningún asidero político.
 
A esta altura, lector, usted estará pensando en cuál es el verdadero pensamiento de Evita. Y ella sabe que aún no ha resuelto la cuestión central de su mensaje. Por eso en las últimas páginas escribe su testamento revolucionario: "No puede haber, como dice la doctrina de Perón, más que una sola clase: la de los que trabajan. Es necesario que los pueblos impongan en el mundo entero esta verdad peronista. Los dirigentes sindicales y las mujeres que son pueblo puro no pueden, no deben entregarse jamás a la oligarquía. Yo no hago cuestión de clases. Yo no auspicio la lucha de clases, pero el dilema nuestro es muy claro: la oligarquía que nos explotó miles de años en el mundo tratará siempre de vencernos. Con ellos no nos entenderemos nunca, porque lo único que ellos quieren es lo único que nosotros no podremos darle jamás: nuestra libertad. Para que no haya luchas de clases, yo no creo, como los comunistas, que sea necesario matar a todos los oligarcas del mundo. No, porque sería cosa de no acabar jamás, ya que una vez desaparecidos los de ahora tendríamos que empezar con nuestros hombres convertidos en oligarcas, en virtud de la ambición, de los honores, del dinero o del poder. El camino es convertir a todos los oligarcas del mundo: hacerlos pueblo, de nuestra clase y de nuestra raza. ¿Cómo? Haciéndolos trabajar para que integren la única clase que reconoce Perón: la de los hombres que trabajan. El trabajo es la gran tarea de los hombres, pero es la gran virtud. Cuando todos sean trabajadores, cuando todos vivan del propio trabajo y no del trabajo ajeno, seremos todos más buenos, más hermanos, y la oligarquía será un recuerdo amargo y doloroso para la humanidad. Pero, mientras tanto, lo fundamental es que los hombres del pueblo, los de la clase que trabaja, no se entreguen a la raza oligarca de los explotadores. Todo explotador es enemigo del pueblo. ¡La justicia exige que sea derrotado!"

Es ingenua Evita en su enunciación. Allí se filtra su principal inocencia: la esperanza de que el hombre puede ser más bueno. No hay cientificismo, no hay método. Hay voluntad. Hay ternura revolucionaria. Existe en ella una racionalidad femenina potentísima: la racionalidad del corazón, como dijo alguna vez la actual presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Esa ternura revolucionaria, esa racionalidad del corazón la llevó a preguntarse en las últimas páginas de su Mensaje: "¿Sabrán mis 'grasitas' todo lo que yo los quiero?"
 
Sus "grasitas" lo supieron y nunca lo olvidaron. La vida fue injusta con ella. Desgraciadamente, Evita nunca pudo saber todo lo que la quiso y la quiere su pueblo.
 
* Hernán Bienza para Tiempo Argentino
http://tiempo.infonews.com/2012/07/26/especiales-82051-evita-el-dulce-peligro-de-la-posibilidad.php
 
 

sábado, 14 de julio de 2012

Gracias Néstor!



Un pequeño homenaje para quien ha hecho tanto por la patria: Néstor Kirchner, el pingüino que vino con el viento del sur para volver a encausar definitivamente los destinos de la Argentina. Uno de esos seres que aparecen de vez en cuando y tienen tanta intensidad en sus vidas que son capaces de llevarse hasta la de ellos mismos.

Desde Merlo, una digna tierra peronista en el Conurbano Bonaerense, queremos expresar nuestro más fiel compromiso de seguir su legado, que es el mismo que iniciaron Perón y Evita, para lograr definitivamente una nación libre con un pueblo feliz.

VIVA PERON!!  VIVA EVITA!!  VIVA NESTOR!!!  FUERZA CRISTINA!!!

viernes, 13 de julio de 2012

Germán Abdala, el verdadero "Turco"



El 13 de Julio de 1993, producto de un cáncer que lo hizo sufrir hasta límites inhumanos en la columna vertebral, fallecía el Compañero Germán Abdala, el "Turco". Uno de los peronistas que resistió con las convicciones y el cuero las nefastas políticas privatizadoras del neoliberalismo de los años noventa. Tenía una formación política marcada por la sensibilidad social y era capaz de convencer, con los mejores argumentos y frases inolvidables, al más plantado.

Nació en 1955 en Santa Teresita, hincha de Boca y Peronista desde la cuna, apenas pisando la adolescencia se incorporó a las filas de la Juventud Peronista. En el '75 comenzó a trabajar en los Talleres de Minería del Estado como pintor, donde nació a la actividad sindical en la Asociación Trabajadores del Estado (ATE). Su vocación de militante lo llevó indefectiblemente a la representación gremial. En sólo dos años después ya conducía la seccional Capital del gremio.

En 1989 llegó a la Cámara de Diputados en la lista del Peronismo de Capital. Pero, al poco tiempo de asumido el gobierno de Carlos Menem y luego de observar su nuevo sistema de alianzas políticas, la ruptura con el menemismo fue instantánea. Se opuso a la reforma del Estado, un eufemismo de moda en esos años para el ajuste y el desguace, y rechazó la entrega del patrimonio nacional travestida de privatizaciones.

“Lo más dramático que tiene la privatización de las empresas públicas es lo que el país deja de hacer, porque vamos a empezar a tener servicios caros para pocos, se va desintegrar el país, y la prueba de ello está en el caso de los ferrocarriles, Aerolíneas Argentinas y ENTEL. Bajo un falso concepto que era traer el capital privado para que hiciera inversiones de riesgo, en realidad, lo que se está demostrando es que lo único que vienen son papeles de deuda externa desvalorizados”, la frase, de una actualidad en el debate que pasma, la pronunció en un discurso parlamentario allá por 1990.

Su oposición más cerrada se centró en las privatizaciones de Aerolíneas y de YPF. “Si no manejamos los combustibles, si no manejamos la integración regional a través de los transportes, si no garantizamos todas estas cosas, no con un criterio de rentabilidad, si no con un criterio de construcción social y desarrollo económico se desarticula y desgarra el país”, pronosticaba entonces.

La gota que colmó el vaso fueron los indultos a los genocidas de la dictadura. Sólo un año después se abocó a la construcción de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). Pudo verla nacer, ya desde una silla de ruedas y cuando se acercaba el final.

Cuando se anunció el fin de las ideologías y el neoliberalismo se transformó en esa suma de apotegmas que se apoderó de todas las fuerzas políticas, uno de sus ideólogos, Bernardo Néustadt lo llamó “el último estatista”.

“Los liberales nos suelen acusar de estatistas. Para la estrecha concepción de ellos somos estatistas, porque nosotros decimos: el Estado tiene que ser más fiscalizador, programar más, dirigir más e incidir más en áreas que son clave en la economía. Necesitamos un Estado que resuelva estos problemas, ellos los llamarán ‘benéfico’, nosotros lo llamaremos un Estado con rol social, un Estado popular, un Estado al servicio de las mayorías”, fue su respuesta.

El 6 de julio de 2000, la sala de reuniones de la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados pasó a llamarse Germán Abdala. En la sesión de homenaje, la entonces diputada Cristina Fernández, recordó la entereza de Germán: “No acostumbro a rendir homenajes porque considero que a la gente se la homenajea con las conductas y con los compromisos más que con los discursos. De todas maneras, recordar a Germán Abdala en esta etapa tan particular de la vida política argentina puede ayudarnos a formular nuevas ideas y nuevos teoremas. Hay una frase de Germán Abdala que siempre me impresionó mucho. Él decía que había que vivir como se piensa y actuar como se habla. Pero no sólo lo decía, sino que, lo que es más importante en política, lo hacía. Era absolutamente coherente con lo que pensaba en los discursos y en la práctica. No conoció de conversiones ni de adaptaciones riesgosas. En épocas donde todo parece estar en duda, donde florecen teorías acerca de la real politik y donde debemos analizar cómo comportarnos opositores y oficialistas, el mejor homenaje a Germán Abdala sería reconocer su teorema, que sostiene que hay que vivir como se habla y actuar como se piensa”.

Germán Abdala, "el último estatista", falleció el 13 de julio de 1993, descansa en el mar de Santa Teresita, con sus convicciones.

“Si, estoy convencido que un día el pueblo va a triunfar, estoy convencido de que nací para ser un militante de ese pueblo, y estoy convencido de que, en términos históricos, ese día llevaremos las banderas que hoy llevamos…porque el final del camino es nuestro”.

"Los poderosos no necesitan de la política porque ya tienen el poder, ya sea a través del dinero, de las armas o de las corporaciones. El pueblo sí necesita la política, porque es la única manera que tiene para construir poder y cambiar las cosas".







lunes, 9 de julio de 2012

Sólo odio y nada más


A esta altura de los acontecimientos no pueden quedar ningún tipo de dudas. Luego de más de 9 años de gobierno aplicando políticas inclusivas y de reparación social necesariamente tienen que tocar fuertes intereses, y por consiguiente,  todos esos sectores afectados en sus viejos privilegios sienten la necesidad de combatirlo con todo aquello que tengan a mano.

Y hoy, lo que tienen a mano es el ODIO! No hay otra herramienta más precisa en este momento que los nuclee y los mueva que el odio. Un odio de clase. Un odio que renace de nuestra historia. Un odio social, discriminador. Un odio xenófobo y pestilente. Sólo odio y nada más.

Por eso, cuando algunos compañeros reclaman establecer el debate con ellos en el plano de la política, se equivocan. Y no porque no sirva, todo lo contrario. Pero justamente no es una cuestión de discusión política republicana y democrática lo que los mueve. Ni siquiera la posibilidad de buscar una alternativa por la vía electoral. No, para ellos eso también está agotado. Sólo odio y nada más.

Con motivo de los festejos por el Día de la Independencia, la Presidenta realizó el Acto Oficial desde la Provincia de Tucumán como todos los años. Luego de la recepción y el saludo a su pueblo, Cristina pronunció un discurso para la ocasión, con firmeza en las convicciones históricas y claridad de objetivos para el futuro de la patria. Estuvo brillante, como casi siempre.

Mientras la escuchaba, me tomé el trabajo de seguir la reacción de algunos "opositores fóbicos" en la red social Twitter. A medida que avanzaba el discurso la reacción dejaba paso a la frase banal, luego al insulto y la agresión gratuita y finalmente al momento sublime: el odio. Sólo el odio y nada más.

Seleccioné algunos twits de aquellos opositores que por ahí tienen más prensa o difusión, dejando de lado a muchísimos otros que dicen sentirse amenazados en sus privilegios y cercenados en su libertad de opinión?! Sólo es Twitter y nada más.


lunes, 2 de julio de 2012

Comenzó el soterramiento del Sarmiento


En el día de hoy, el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, dio inicio al acto de puesta en marcha de la tunelera “Argentina”, que realizará la excavación y construcción del túnel del soterramiento del Sarmiento.

Randazzo fue el encargado de iniciar dicho proceso en el obrador ubicado en Av. Rivadavia 16457 (Haedo), donde una grúa de más de 600 toneladas bajará la cabeza cortadora a la trinchera donde se encuentra ya armada la tunelera más grande de América Latina.


La tecnología que se empleará consiste en un equipo mecánico que excava, mediante una cabeza giratoria de corte, un túnel de sección circular y a la vez que avanza, reviste las paredes del túnel con anillos de hormigón armado.


Por detrás de la cabeza giratoria se ubican una serie de equipos y sistemas que permiten el retiro del material excavado y el ingreso de los anillos de hormigón al mismo tiempo.
 
La Obra

El 8 de septiembre arribó al puerto de Zárate la máquina Tuneladora, bautizada Argentina, y de esta manera se da el primer paso para el comienzo de la obra de infraestructura ferroviaria más importante y esperada de las últimas décadas, el soterramiento del Ferrocarril Sarmiento. Desde el punto de vista de las infraestructuras del país este proyecto es uno de los emprendimientos más importantes de la Argentina, ya que manifiesta un gran beneficio para todos vecinos de Capital Federal y la zona Oeste de la provincia de Buenos Aires.


La máquina, una TBM (Tunnel Boring Machine por sus siglas en ingés) importada de Alemania, es la más grande de Latinoamérica y será utilizada para la construcción del túnel de 32,6 kilómetros de longitud que comprende el corredor entre Caballito y Moreno. La tecnología que emplea la tuneladora es de última generación, lo que permitirá realizar en forma segura y rápida tanto la excavación, como el retiro del material y el revestimiento en hormigón del túnel en un mismo paso.


La “Argentina” tiene la capacidad de construir túneles de 12 metros de diámetro, lo que permitirá la circulación de formaciones doble piso, como las nuevas formaciones de fabricación nacional que están prestando servicio actualmente en esta línea.


Uno de los aspectos más importantes del proyecto es la posibilidad de ir construyendo el túnel bajo el trazado actual del tren, a unos 22 metros de profundidad de promedio, sin interrumpir el normal funcionamiento del servicio. Esto le permitirá a los más de 10 millones de usuarios mensuales seguir transitando por este ferrocarril. Otro punto importante es que se evita interferir o afectar la infraestructura de servicios públicos, tales como agua potable, cloacas, gas o electricidad, ya que se encuentran a 8 metros bajo tierra.


El proyecto de soterramiento del Sarmiento viene a solucionar la problemática del transporte del oeste del área metropolitana y la incidencia en el paisaje urbano de esta zona de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano. La capacidad operativa del Ferrocarril Sarmiento está casi al límite, siendo imposible agregarle una mayor frecuencia de servicio por la presencia de más de 52 pasos a nivel que deberían ser poco menos que cerrados para permitir la circulación de los trenes.


Por eso, el funcionamiento del Sarmiento bajo tierra permitiría la posibilidad de aumentar la cantidad de formaciones, hasta llegar a frecuencias de 3 minutos, pasando de 300 trenes diarios a más de 400. Otro de los aspectos positivos del proyecto tiene que ver con la seguridad y el tránsito en el AMBA.


A medida que se realice la obra, se estarán recuperando gran cantidad de terrenos ferroviarios que podrán ser reutilizados, mejorando por ejemplo la calidad del espacio público de la zona Oeste de la ciudad de Buenos Aires. De esta forma, la obra se desarrolla sin expropiaciones de terrenos, lo que implica un trabajo en materia constructiva casi inédito en el país.
 
Descripción de la obra
 

La primera etapa del proyecto comenzará con el tramo Caballito - Haedo, a lo largo de 16,7 kilómetros, e incluirá el soterramiento de todo el trazado y de ocho estaciones: Caballito, Flores, Floresta, Villa Luro, Liniers, Ciudadela, Ramos Mejía y Haedo; y la construcción de talleres de mantenimiento en Francisco Álvarez, Luján y Lobos.


La segunda será entre Haedo y Castelar, con 3,95 kilómetros de extensión, y el soterramiento de dos estaciones, Morón y Castelar. Y la última etapa, Castelar – Moreno de más de 14 kilómetros, comprenderá la construcción bajo tierra de 5 estaciones (Ituzaingó, Padua, Merlo, Paso del Rey y Moreno) y la construcción de la rampa de vinculación con el taller de Francisco Álvarez.


La tecnología de excavación del proyecto es de última generación a nivel mundial, lo que coloca a nuestro país en la vanguardia en cuanto a obras ferroviarias de estas características en el mundo. Al respecto, la tuneladora será ensamblada con mano de obra nacional, en el obrador que ya está funcionando en Haedo, y algunos de los componentes y accesorios necesarios para su funcionamiento serán fabricados por empresas argentinas.


Las obras generarán 10.000 nuevos puestos de trabajo: 2.000 relacionados en forma directa a la construcción y 8.000 asociados indirectamente a la provisión de los distintos servicios, materiales y equipos que conforman el proyecto.


El proyecto contempla también la renovación y modernización total de la infraestructura de electrificación, señalización y control de trenes, como así también la instalación de los sistemas anti-incendios y de evacuación que exigen las normas internacionales.


Beneficios del proyecto

  • No habrá más barreras ni pasos peatonales que impliquen accidentes con formaciones ferroviarias, ni demoras en la circulación vehicular.
  • La eliminación de la traza en superficie, con sus barreras y pasos, darán continuidad a las calles transversales a las vías, logrando una plena integración urbana. Además permite la máxima recuperación de los terrenos ferroviarios, tanto en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como en la Provincia de Buenos Aires, para su desarrollo urbanístico.
  • La nueva infraestructura permitirá mejorar sustancialmente el servicio, logrando frecuencia de 3 minutos entre formaciones. A su vez, la puesta en funcionamiento de las formaciones de doble piso, aumentará de manera significativa la capacidad de transporte y el confort del pasajero.
  • El proyecto contempla también la renovación y modernización total de la infraestructura de electrificación, señalización y control de trenes, como así también la instalación de los sistemas anti-incendios y de evacuación que exigen las normas internacionales para esta tipología de proyectos.
  • Las obras generaran 10.000 nuevos puestos de trabajo: 2.000 relacionados en forma directa a la construcción y 8.000 asociados indirectamente a la provisión de los distintos servicios, materiales y equipos que conforman el proyecto. 
 
 

domingo, 1 de julio de 2012

1° de Julio: Presente, Mi General!

Compañeros: 

Retempla mi espíritu estar en presencia de este pueblo que toma en sus manos la responsabilidad de defender la patria. Creo, también, que ha llegado la hora de que pongamos las cosas en claro. Estamos luchando por superar lo que nos han dejado en la República y, en esta lucha, no debe faltar un solo argentino que tenga el corazón bien templado.

Sabemos que tenemos enemigos que han comenzado a mostrar sus uñas. Pero también sabemos que tenemos a nuestro lado al pueblo, y cuando éste se decide a la lucha, suele ser invencible.

Hoy es visible, en esta circunstancia de lucha, que tenemos a nuestro al pueblo, y nosotros no defendemos ni defenderemos jamas otra causa que no sea la causa del pueblo.

Yo sé que hay muchos que quieren desviarnos en una o en otra dirección; pero nosotros conocemos perfectamente bien nuestros objetivos y marcharemos directamente a ellos, sin dejarnos influir por los que tiran desde la derecha ni por los que tiran desde la izquierda.
  
EI Gobierno del Pueblo es manso y es tolerante, pero nuestros enemigos deben saber que tampoco somos tontos.

Mientras nosotros no descansamos para cumplir la misión que tenemos y responder a esa responsabilidad que el pueblo ha puesto sobre nuestros hombros, hay muchos que pretenden manejarnos con el engaño y con la violencia. Nosotros, frente al engaño y frente a la violencia, impondremos la verdad, que vale mucho más que eso. No queremos que nadie nos tema; queremos, en cambio, que nos comprendan. Cuando el pueblo tiene la persuasión de su destino, no hay nada que temer. Ni la verdad, ni el engaño, ni la violencia, ni ninguna otra circunstancia, podrá influir sobre este pueblo en un sentido negativo, como tampoco podrá influir sobre nosotros para que cambiemos una dirección que, sabemos, es la dirección de la Patria.

Sabemos que en esta acción tendremos que enfrentar a los malintencionados y a los aprovechados. Ni los que pretenden desviarnos, ni los especuladores, ni los aprovechados de todo orden, podrán, en estas circunstancias, medrar con la desgracia del pueblo.

Sabemos que en la marcha que hemos emprendido tropezaremos con muchos bandidos que nos querrán detener; pero, fuerte con el concurso organizado del pueblo, nadie puede ser detenido por nadie.

Por eso deseo aprovechar esta oportunidad para pedirle a cada uno de ustedes que se transforme en un vigilante observador de todos estos hechos que quieran provocarse y que actúe de acuerdo con las circunstancias.

Cada uno de nosotros debe ser un realizador, pero ha de ser también un predicador y un agente de vigilancia y control para poder realizar la tarea, y neutralizar lo negativo que tienen los sectores que todavía no han comprendido y que tendrán que comprender.

Compañeros, esta concentración popular me da el respaldo y la contestación a cuanto dije esta mañana.

Por eso deseo agradecerles la molestia que se han tomado de llegar hasta esta plaza.

Llevaré grabado en mi retina este maravilloso espectáculo, en que el pueblo trabajador de la ciudad y de la provincia de Buenos Aires me trae el mensaje que yo necesito.

Compañeros, con este agradecimiento quiero hacer llegar a todo el pueblo de la República nuestro deseo de seguir trabajando para reconstruir nuestro país y para liberarlo. Esas consignas, que más que mías son del pueblo argentino, las defenderemos hasta el ultimo aliento.

Para finalizar, deseo que Dios derrame sobre ustedes todas las venturas y la felicidad que merecen. Les agradezco profundamente el que se hayan llegado hasta esta histórica Plaza de Mayo. Yo llevo en mis oídos la más maravillosa música que, para mí, es la palabra del pueblo argentino.

Juan Domingo Perón - Plaza de Mayo, 12 de Junio de 1974